Eric Sardinas

El señor Sardinas es uno de esos guitarristas que, si no eres especialmente fan del blues (caso mío), la probabilidad de conocerle existe solo si te lo comentan los amigos, o que haya tocado de telonero en algún concierto que hayas visto. En este caso, el concierto de Steve Vai de la Santana en 2005. Allí llegué justo para ver su despedida, pero tres horas después, durante el apoteósico bis de Steve Vai, volvió a salir al escenario y me llamó la atención. (Off topic: el numerito que montó Vai para celebrar el cumpleaños de Sardinas, con stripper incluida, también tuvo su punto, pero esa es otra historia…).

Toca un blues sureño (valga la redundancia) que grabado suena muy clasicote, pero en directo es atronador, sorprendente y de un buen rollo contagioso. Guitarra, batería y bajo. Espectáculo. Mucho espectáculo. Y diversión. Mucha diversión.

Biografías, curiosidades, fecha de nacimiento, número de zapato que calza, tatuajes y demás… www.ericsardinas.com

Pues eran ayer las 9 menos algo de la noche y yo me estaba preparando mentalmente para sufrir otra vez delante de la tele con el Getafe cuando, hojeando el periódico, vi que Sardinas toca en el Antzoki. Y por mi cabeza pasó por un lado el grato recuerdo de un concierto suyo hace dos años (unos meses después de lo de Vai volvió a Bilbao) y por otro el presentimiento de que el mal café que se me quedó tras el Getafe-Bayern de hace una semana se iba a repetir. Para acortar la historia, a las 9 y cuarto estaba en el Antzoki.

Nota explicativa: esta entrada se escribió originalmente allá por mayo, se perdió en una carpeta del ordenador y allí se quedó hasta la semana pasada, cuando… no pude ir al concierto que dió el tío en el Rock Star de Barakaldo, pero me acordé de que había empezado yo un «borrador de borrador» sobre el tema.

Y 20 minutos más tarde, aparecía el señor Sardinas con su chamuscada, destrozada pero genial guitarra resofónica (en cristiano: como la guitarra de Mark Knopfler, pero en versión post-armageddon), su eterno slide que debe ser ya un apéndice en su mano izquierda y comenzaban dos horas y veinte minutos de buen rollo y blues. Desde los ritmos más moteros, con la batería de Patrick Caccia haciéndo temblar el suelo del Antzoki, hasta los momentos más tranquilos, en los que consiguió sacar magia de su dobro (otro «palabro» para la misma guitarra descacharrada) completamente desenchufado, ante una audiencia en absoluto silencio. Acojonante.

Y lo de los instrumentistas que lo acompañaron merece parrafo aparte. Patrick Caccia es un monstruo que hace que la batería, además de marcar ritmos, suene bonito. Y mucho. Y el bajista, Levell Price, es lo más tejano que ha pasado por Bilbao últimamente, tanto en sonido como en pintas… En fin, que una grandísima banda.

Hacia el final del concierto (que pasó el tiempo volando, ni me dí cuenta cuando volaron dos horas) volvieron a hacer otra frikez acústica. Esta vez los tres. Alrededor de uno de los micros, Sardinas, Price y Caccia nos deleitaron con un coro muy currado, acompañado por los instrumentos desenchufados y las percusiones «fabricadas» con las palmas y con el pie del micro.

Media hora antes, Sardinas había soltado una «frase lapidaria» de esas que suenan preciosas pero nadie se las cree, algo tipo «todos los que estamos aquí somos un gran grupo de amigos disfrutando del rock, los escenarios son una barrera, aquí todos somos iguales, cojonudos, blablabla…». Oída más de una vez, normalmente en boca de gente que luego tiene mucho cuidado en desmentir con hechos esta filosofía. Pero el punto fue que…, en el último tema del concierto se cogió la guitarra y se dió un paseillo entre la entregada asistencia… Sin pipas ni nada, la gente le abría paso y prácticamente todo al que ese momento no le haya pillado en el baño tuvo la ocasión de verle a menos de dos metros distancia. ¡Como molan estas chorraditas y qué poco cuesta hacerlas!

Así finalizó una actuación que dejó contentos a todos los asistentes. Aunque por dos horas conseguí «semi-lobotomizarme», haciéndo desaparecer de mi cabeza partidos, getafes, copas del rey, etc… ,camino a casa me pudo la curiosidad y miré a traves del cristal de una cafetería a ver como iba la final. 3-1 ganando el Valencia… Gran concierto.

Pues lo dicho… Esta entrada llevaba como 5 meses perdida. Hasta que el jueves, cuando CASI voy al concierto de Sardinas del Rock Star (operación abortada en la mismísima parada de metro, al hojear el horario de trenes y… ver que para la vuelta tenía que hacer autostop, volver a patita o rascarme mucho el bolsillo para un taxi), me acordé de que… ¿No había empezado a escribir yo algo sobre este tema?

Os dejo algún video grabado malamente de sus conciertos, para que os hagáis una idea del rollo que tiene.

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