Bruce Springsteen – Barcelona, Sábado 19 de Julio de 2008

Esta vez no pudo ser. El empacho de conciertos en esta su póstuma gira con la E-street Band y con una edad ciertamente respetable, terminaron por pasarle factura en su primer concierto de este glorioso fin de semana en Barcelona, con un llenazo hasta los topes en el Camp Nou.

¡¡¡Pero que estoy diciendo!!! Que no llegaba a las notas más altas… ¿Quién se dio cuenta? Que parecía que iba arrastrándose por el escenario… Él no dejó de hacerlo durante las casi tres horas de concierto. Que alargaba las canciones un poco más de lo normal, que se hacía acompañar por el amigo Steve o la destroza canciones de su esposa… Para no tenérselo en cuenta…

Si bien es cierto que este concierto no será recordado por su potencia y su ritmo frenético, lo será por un Bruce volcado con el público, con el ”Boss” en su faceta más encantadora y entrañable. Cual Sansón que de su larga melena obtenía su fuerza, Mr. Springsteen se crecía con cada ovación de un público realmente entregado, y fuera el problema que padeciese se fue diluyendo con el paso de los trallazos de puro Rock’N’Roll con que nos deleitaba los oídos.

Una vez más estaba dispuesto a dejarme llevar por uno de los directos más impactantes y llenos de fuerza de la escena musical mundial y esta vez lo hacía acompañado de tres encantadoras señoritas. Si bien casi me desesperan (llegamos con apenas 15 minutos del comienzo del concierto) hicieron de perfectas anfitrionas en una hermosa ciudad, y me regalaron con su compañía durante dos días de sol y largos paseos, que me crearon la falsa ilusión de estar de vacaciones. Una de ellas era mi hermana a la que al fin conseguí arrastrar a un evento de este señor, y para que conste en acta y luego no se pueda retractar, ha prometido estar en primera fila en la próxima gira (crucemos los dedos).

Y 25 minutos pasada la hora de comienzo se lanzó con todo lo que tenía (y podía) con el latigazo de “No Surrender”. Empezaba fuerte el cabrón. Y cual poseído por un espíritu frenético y desbocado (sin llegar a esas escenas bochornosas de las fans de los Beatles) me lancé a acompañarle a voz en grito. Tanto que los gallegos que tenía delante me miraron con cara de alucinados mientras mis acompañantes (mi hermana se lo esperaba) se preguntaban donde se había metido el tímido y calladito personajillo que les hacía de guardia de Corps.

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Concatenó con ese corto pero implacable primer single de su último disco (“Magic”): “Radio Nowhere”. Si bien ya sabíamos que algo le pasaba, para eso estábamos nosotros, para ayudarle, para animarle y para hacerle ver con nuestra pasión que no nos importaba. Y ya cuando se lanzó con “Out In The Street” el clamor se tuvo que oír resonando en las paredes de esa otra catedral del espectáculo que es San Mamés.

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Un momento de los más emotivos del concierto fue cuando al finalizar “The Promised Land” le regaló la armónica a un de los muchos fieles que le adoraban bajo el escenario. El tiarrón la recibió con los ojos anegados en lágrimas. Fue un gesto que no se hace por nada. Seguro que es una grata recompensa por horas perdidas (según el punto de vista) haciendo colas y peleando a codazos por un sitio frente al púlpito de ese gran predicador, rol que desempeñó a la perfección con “Mary’s Place”, esta vez sin acompañante escogido de entre sus fieles.

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Se sucedieron temas totalmente inesperados comoBrilliant Disguise”, “Janey, Don’t You Lose Heart” (me encanta esta canción), “Candy’s Room” oBecause The Night”, todos ellos a petición de la miríada de seguidores que frente al escenario alzaban carteles con sus anhelos (frase dedicada a Oscar C.), que Bruce iba recogiendo como un Santa Claus moderno y roquero, y que fue mostrando a las cámaras según los cantaba. Y entre estas virguerías, soberbias piezas como “Hungry Heart”, “The River” (por fin la escucho en directo), “Atlantic City” o una entrañable versión del mítico Eddie Cochran: «Summertime Blues».

Con “Backstreets” se pudo apreciar una mejoría en su voz aunque un tema que a menudo me pone los pelos de punta, me dejó un poco frío, bajando un poco el pistón con temas de su último disco: “Livin In The Future” y “Last to die”; del anterior: “The Rising” y “Long Walk Home”; y una grata sorpresa: “Tunnel of Love”.

Pero nos sacó de nuestra ensoñación con un bombazo justo antes de los bises: “Badlands”. ¡¡¡BRUTAL!!! Como un resorte me levanté de mi asiento para descerrajar a bocajarro y con la poca voz que me quedaba, los salmos de esa obra maestra, las líneas de esa oda, los versos de ese poema que en forma de canción es, como muchos de sus temas, una agria critica social y un grito a la esperanza para los inconformistas. Fue tan intensa que incluso se llegó a agradecer el esperado descanso previo al ataque final y definitivo, la calma que precede a la tormenta.

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No se hizo esperar. Las cámaras apuntaron a una pancarta con el título que marcaría el principio del fin: “Jungleland”. ¡¡¡Impresionante!!! Y como no, lo hizo arropado por ese soberbio y gran (en todos los sentidos) artista que es Clarence “Big Man” Clemonds. El solo de saxo lánguido, solitario, melancólico y al mismo tiempo apasionado, como sacado de esas películas del detective Marlow de mediados del siglo pasado. Solo faltaba la voz en off mientras Humphrey Bogart (o Robert Mitchum) se adentraba, con paso cansino, sobrero calado y chaqueta al hombro en la cálida noche de Hollywood Boulevard… Fue un momento perfecto. La temperatura era la adecuada, nos rodeaba una suave y fresca brisa, las estrellas quizá fueran algo más brillantes, la compañía de seres queridos era reconfortante…

Y llegó el fin del mundo. La apoteosis final. El momento que llevaba esperando desde que lo viví por primera vez al comienzo de esta postrera gira. La Santísima Trinidad: “Born To Run”, “Bobby Jean” (la guapa chica que tenía detrás me preguntó el título de este tema… Y no me dio el ya clásico pantallazo azul…) y “Dancing In The Dark”. No tengo palabras. El sonido que no fue muy allá durante el concierto fluía como música celestial a lo más profundo de nuestros seres que, como si fuéramos una única garganta, escupíamos cada una de las letras que componen esos “incunables”.

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Para concluir, sesión de karaoke con «American Land«, colofón cargado de ritmo y muy divertido que hizo las delicias de las 80.000 mil almas allí reunidas que con inmensa pena, intuían que aquello se acababa. Pero aún le quedaba un as en la manga al viejo rockero. Se calzó un remix de «Twist & Shout» con «La Bamba» acompañado en el escenario por los hijos de los miembros del grupo entre ellos sus dos hijos. Un bonito gesto y un guiño curioso y cariñoso que demuestra que sentido del humor no le falta.

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El resto no es historia, es una epopeya. Pese a no estar al 100% nos deleitó con 28 temazos cargados de toda la intensidad y fuerza que su cansado cuerpo pudo dispensarnos. Y es que solo conoce una velocidad: la directa. Demostró que no solo es un gran artista, si no una persona (dentro de lo que cabe) sencilla, cercana, que adora a su público, que se divierte con lo hace, que hace lo que le gusta, que junto con la E-Street Band conforma una maquinaria de precisión milimétrica.

Para terminar, unas palabras dirigidas a ese artista como la copa de un pino. Si tanto te gusta y disfrutas tocando con tus amigos de siempre, con los que te compenetras como si fuerais uno, sabiendo que cada disco que componéis es una obra maestra, que te debes a tu público y que tienes en tus manos la fórmula del éxito, de la eterna juventud y de la inmortalidad… ¿Por qué cojones no te dejas de rollos varios y sigues haciendo lo que te gusta?, lo que se te da bien, mandando a paseo ese lado intimista (que a veces está bien pero que cansa) y demás experimentos (me encantó “We Shall Overcome”), volviendo a ese rock duro, impactante, sencillo y crítico que te identifica y que se te da tan bien. Deja a Dylan, Young y otros del pelo, rasgar la guitarra como única compañera, de espaldas al público, con sus voces cansadas y con sus también cansinas y repetitivas recriminaciones.

Y si aun sigues en tus trece, que sepas que seguiré comprando tus discos y que en tu próxima gira por nuestro país, sea en solitario o acompañado por esa legión de superhéroes que te tiene por su “jefe”, estaré , acompañado por mi hermana, en primera fila. Que después del conciertazo que nos regalaste, te ganaste una nueva Bruce-adicta.

Como anécdota, justo cuando se abría en mis narices la puerta del autobús del aeropuerto, sonaba el último acorde de «Sad Eyes» que emitía alguna radio local, dando por concluido un grandioso fin de semana. No os parece curioso?. A mi sí.

¡¡¡BRUCE ROCKSSSS!!!

Setlist del concierto:

1. No Surrender
2. Radio Nowhere
3. Out In The Street
4. Promised Land
5. Hungry Heart
6. Summertime Blues
7. Brilliant Disguise!!
8. The River
9. Atlantic City
10. Candy’s Room
11. Janey Don’t Lose Heart
12. Waiting On A Sunny Day
13. Backstreets
14. Because The Night
15. Livin In The Future
16. Mary’s Place
17. Tunnel of Love
18. The Rising
19. Last To Die
20. Long Walk Home
21. Badlands

Encores:
22. Jungleland
23. Born To Run
24. Bobby Jean
25. Glory Days
26. Dancing In The Dark
27. American Land
28. Twist and Shout

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